Friday, March 27, 2015

¿Desciende la curva de los estudios de español en los EUA?

Cita de una imagen según la MLA
           La MLA (Modern Language Association) es probablemente la mayor asociación de profesores de lenguas modernas del mundo. Además de su revista trimestral, de su boletín informativo mensual y de su multitudinario congreso a principios de cada año, publica, entre otros varios libros, una serie de informes anuales que tiene consecuencias inmediatas sobre el desarrollo de los estudios de lenguas en los Estados Unidos y, seguramente, en muchos más países.  El último (febrero 2015) se refiere a las matrículas en lenguas distintas del inglés en instituciones de enseñanza superior de los EUA en el otoño de 2013 (2696 establecimientos, en este caso). En principio se trata de instituciones que ofrecen más de dos años de enseñanza; pero muchos datos se complementan con encuestas en estas instituciones (colleges) para estudios de menor duración. Además del informe impreso, la publicación ofrece acceso a informaciones complementarias en internet y, desde ellas, al censo norteamericano de 2010, por medio de una interficie pensada para estudiosos de las lenguas, lo que permite completar el informe con datos generales de la población que, a veces, sólo se remontan a hace unos pocos meses, puesto que el censo sufre una serie de reajustes e inclusión de nuevos datos o extrapolaciones regularmente.
           2013 no fue un buen año para las lenguas modernas, en general, en los Estados Unidos. La cifra de 1.562.179 matriculados en 2013 sigue siendo impresionante; pero refleja un descenso del 6,7% en relación a los 1.673.543 de 2009, que corta el ascenso creciente (salvo en 1995) de estos estudios. Hay que atender a la observación de que 2013 fue el segundo año consecutivo de descenso de matrículas en la enseñanza superior.

Ingreso de Gregorio Salvador en la RAE
Si se parte del dato más general, el lector se encuentra con que el número de estudiantes de español, que en 2002, era de 745.215, en 2013 pasó a 790.756. Esto no parece un declive, sino un ascenso; pero, como advirtió hace años Gregorio Salvador, hay que manejar con cuidado “las alegres cifras de la demolingüística”. Si se recompone el cuadro con datos de años intermedios, lo que resulta no es una línea ascendente, sino una curva ascendente-descendente. 2002: 745.215; 2006: 822.094; 2009: 861.008; 2013: 790.756. La progresión que alcanzó su máximo en 2009 está, cuatro años más tarde, por debajo de la cifra de 2006 en más de treinta mil alumnos. En los cuatro años que van del 2009 al 2013 se han perdido más de setenta mil, sólo en las instituciones educativas superiores. Y, lo que es más significativo, la prospección, con datos todavía incompletos, para 2018, situará el español por debajo de las cifras de 2002.
Por primera vez, desde que la MLA inició sus encuestas en 1958, han caído las matrículas de español, en términos absolutos y relativos. Sigue siendo la lengua más estudiada, más que todas las otras lenguas combinadas, desde 1995; pero la diferencia es cada vez menor. En 1998 eran 111.858 más los estudiantes de español que los de todas las otras lenguas; en 2002, bajaron a 94.623; en 2006, a 68.473; en 2009, a 48.473; y en 2013, a 19.333.
La primera pregunta que los guarismos suscitan es si esto se debe a un descenso de la población hispana. La respuesta es que no, muy claramente. Y en este punto se puede recurrir a los datos del censo que, no se olvide, son datos a la baja, puesto que muchos hispanos no rellenan los impresos censales, precisamente para evitar ser identificados y expuestos a las consecuencias de la política inmigratoria norteamericana. Es verdad que el censo no se usa para ello; pero es comprensible la desconfianza. Los datos se refieren a mayores de cinco años. El 80,38% de los habitantes de los EUA mayores de esa edad hablan inglés, el 19,62%, otras lenguas. De ellas, en el censo de 2010, hablan español 35.437.985 personas, el 62,13% de ese grupo, seguido por el chino, hablado por el 2,96% y el tagalo, por el 2,70%. Habla árabe, en octava posición, el 1,33%. La diferencia, por tanto, es abismal. California (27,36%), Tejas (18,47%), Florida (9,61%) y Nueva York (7,37%) son los estados con mayor porcentaje de hispanohablantes. El de menor es Vermont, con sólo 7.102 hispanohablantes censados, el 0,02%. Alaska es el séptimo por la cola, con 0,06%.
La contradicción entre el crecimiento de hispanohablantes y el descenso en las matrículas se observa con mayor claridad incluso en el estado de Tejas. Pese al crecimiento constante de su población hispanohablante, que incluye también la reciente inmigración de familias de empresarios mexicanos que escapan de la inseguridad, y pese a la creación de nuevas universidades en centros de población amplia, como Texas A&M en San Antonio, el descenso del interés por el estudio del español en la educación superior tejana es más marcado todavía: 2002: 57.339; 2006: 62.313; 2009: 64.332; 2013: 57.411. En la escuela elemental hasta la secundaria, se puede añadir, aunque estos datos no procedan del informe de la MLA, el descenso es más marcado aún. De todos modos es interesante hacer notar (datos del Observatorio del español de los Estados Unidos, Inc.), que mientras que los distritos escolares de población hispana tradicional, en el sur de San Antonio, cierran o reducen programas bilingües, el norte, la nueva zona de inmigración de hispanohablantes con más recursos económicos, está abriendo o planeando abrir nuevos programas bilingües. En la costa del Pacífico, vivero de hispanohablantes, el descenso se sitúa ya por debajo de los datos de 2002, tras el repunte del 2009: 2002: 123.146; 2006: 120.353; 2009: 126.464; 2013: 110.506.
Antes de señalar algunas de las causas y posibles soluciones, parece oportuno referirse a qué otras lenguas están ganando espacio en la educación superior estadounidense. Porque, nótese, no se trata de que disminuya el interés por las lenguas (aunque sí lo haga el interés por los estudios de literatura), sino de que se orienta de modo diverso. Los estudios de latín, también incluidos en el ámbito de la MLA, un tanto paradójicamente, que parecían seguir una línea ascendente, también la han perdido: 2002: 29.841; 2006: 32.164; 2009: 32.444; 2013: 27.192. Si bien se trata de cifras mínimas, es interesante señalar la incidencia del descenso de los estudios de latín medieval, cero en 2002, 144 en 2009, 12 en 2013. Esta curva afecta a la otra lengua clásica, el griego, que también partía de cero, alcanzó 152 en 2009 y bajó en 2013 a 33. Las lenguas clásicas occidentales, por tanto, no son las que han atraído a esos alumnos perdidos. El hebreo bíblico sigue su progresión, muy por delante del hebreo moderno. El árabe, que se había triplicado, de las 10.584 matrículas de 2002 a las 34.908 de 2009, sufre un descenso, hasta las 32.286. El francés, en 1968 la lengua más estudiada en los EUA, sigue por debajo de los niveles de 1995, el alemán también, mientras que el italiano supera los de 2002, aunque desciende comparado con 2006 y su máxima de 2009. El japonés supera los niveles de 2006, pero no los de 2009. Las lenguas que se mantienen en crecimiento constante son el chino, con 61.055 matrículas, el portugués, con 12.415, o el coreano, con 12.229, la lengua que más crece en porcentaje, un 44,7%. De las lenguas no orales, la lengua de signos sigue siendo muy solicitada por los alumnos, con un incremento del 19% entre 2009 y 2013. Sin duda influye en ello el crecimiento de los trabajos ofrecidos en esa área.
 La curva decreciente del español es, por tanto, doble: por un lado hay un descenso de alumnos y, por otro, hay un aumento mayor de los estudiantes que se matriculan en otras lenguas. Para el primer punto puede buscarse una explicación en el descenso de las matrículas en la educación superior norteamericana, para el segundo no.